A Ramón Cotarelo, con respeto y admiración

Nueva versión de un viejo poema.

(Y que Bernardo López García perdone mis cambios en su “Oda al dos de mayo”)

Oigo, patria, tu aflicción
y contemplo los desastres
que hace un montón de pillastres
con su avara corrupción.

Ay, ¿por qué tus buenas gentes
cual rebaño de corderos
dan a estos bandoleros
sus ciegos votos dementes?

Si das fe a la artimaña
de los discursos falaces
de un hatajo de incapaces,
¡no te quejes, vieja España!